VIAJE A BERLÍN

Berlín me encantó. No sé por qué nunca me había llamado mucho la atención. La veía como ciudad indispensable por ser capital de Alemania, pero nada más. Y quizá fuera porque no era consciente de su historia, de ese muro que la recorrió, de ese contraste que nace de las cenizas del comunismo y de la guerra fría, tan cercana… Brutal.

Cogimos un tren desde Wroclaw, directo a Berlín. Para los futuros Erasmus de Wroclaw decir que podéis conseguir billetes a 43 euros ida y vuelta si sois un grupo de 6 o más personas (normalmente suele costar unos 80 y tantos). Nosotros tuvimos la suerte de contar entre esas seis personas con Nils, que como es alemán se las arregló para contactar con los tipos de la compañía de trenes alemanes y pedirles que non enviaran los billetes a Olowek por correo.

Pero claro, estamos en centro Europa, en diciembre, con nieve y la semana más fría y jodida… ¿Qué pasó? Se estropeó la locomotora y sufrimos un retraso de más de 3 horas muertos de frío en medio de la nada. Anécdotas a parte, al cruzar la frontera se empezó a oír la voz en off tanto en alemán como en inglés… de agradecer teniendo en cuenta que si avisaron de algo referente a la avería en la parte polaca fue justamente solo en polaco y ninguno nos enteramos. Y la estación central de Berlín fue como pisar otra vez suelo europeo… hay que vivir las estaciones polacas para entenderme… Sobre todo la de mi querida Katowice…

En fin, con un frío del carajo no se pudo hacer mucho, cada vez que sacábamos la mano del guante para hacer fotos me congelaba. El hostal fue un puntazo (Pfefferbett) uno de los mejores en los que he estado en toda mi vida por ese precio (unos 13 euros la noche) y encima con una habitación para nosotros solos y limpísima.

Visitamos lo más importante: Puerta de Brandemburgo, el Parlamento (por fuera solo por la amenaza del ataque terrorista), Alexander Platz, la East Side Gallery (los mensajes del muro no tienen precio), Check Point Charlie, el monumento al Holocausto, Kunsthaus Tacheles (me encantó, es una mezcla entre museo de arte y casa okupa), etc, etc. Y por la noche un amigo de Nils nos llevó a un club berlinés que me encantó, con tres salas enormes. En una de ellas había un concierto en directo de un grupo de rock inglés y fue genial estar ahí, saltando con la cerveza en la mano, viviendo la noche de Berlín. La parte negativa (aunque con lo bien que me lo pasé me cuesta verla) es que dormirse a las 5 de la mañana tiene sus consecuencias… y son perderse unas cuantas horas de turismo, cosa que odio. Pero a las 12 ya estábamos dando guerra otra vez.

No puedo dejar de mencionar ese pedazo de mercado de Navidad, con esa noria, esa pista de patinaje sobre hielo, la música, el vino caliente, la nieve cubriéndolo todo, las luces… Ya veníamos con la idea del precioso mercado de Navidad de Wroclaw pero el de Berlín en Alexander Platz fue espectacular.

Y para terminar os cuento que encontramos sin esperarlo un bar al que quiero volver (Yesterday), con una decoración genial, totalmente retro, con setas colgando del techo, mesas hechas de juegos recreativos, libros viejos con firmas de los clientes pegados en las paredes… Y música de los 70 y los 80. Genial. ¡No os lo perdáis! Está en la misma calle que el hostal.

Poco más puedo decir ahora mismo de Berlín, seguramente vuelva en Abril para seguir descubriéndola.

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